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Sobre las tendencias en interiorismo 

Seguir o no seguir las tendencias en interiorismo, esa es la cuestión

Antes de nada, advertimos de que esto no se trata de un post sobre tendencias. Algo así como «ceci ce n’est pas une pipe» de Magritte pero aplicado a la paradoja de las tendencias en interiorismo.

Y es que, las tendencias conforman un axioma aparentemente básico para el interiorismo, pero ¿Es es realmente así? ¿Es necesario seguir las tendencias para ofrecer un interiorismo al servicio de la habitabilidad y la estética? Tal y como reza el epitafio de Grouxo Marx, «disculpen que no me levante», hoy en Coblonal Interiorismo nos atrevemos a decir en un tono un poco gamberro «disculpen que dude de ello».

Y es que en el post de hoy, polemizamos sobre el origen y papel de las tendencias para el interiorismo para comprender hasta qué punto son relevantes, nos condicionan y si tienen sentido. ¿Empezamos?

Antes de nada…

¿Qué es exactamente una tendencia?

A grandes rasgos, y aplicado a diferentes sectores, una tendencia es una propensión o inclinación hacia un determinado patrón.

En el caso del interiorismo, una tendencia sería un patrón repetitivo aplicado en diferentes proyectos, una fórmula reconocible que emerge y se mantiene durante un período de tiempo siendo adoptada y reproducida por profesionales y medios. Las tendencias acostumbran a enunciarse de acuerdo con la previsión por temporada, aunque ciertas tendencias también sobreviven a lo largo de diferentes temporadas e incluso décadas.

Por lo tanto, una tendencia en interiorismo sería la inclinación de los profesionales interioristas a seguir determinados patrones o fórmulas en sus propuestas en distribuciones, colores y tipos de mobiliario y textiles. Las propuestas de los interioristas y sobre todo su repercusión y reproducción en los medios de comunicación son indispensables para trazar el auge y declive de las tendencias en diseño interior.

Mecanismo visto de look industrial en un apartamento en el barrio de Gràcia de Barcelona

¿Quién dicta las tendencias actualmente?

A priori diríamos que son los interioristas los que definen los elementos que forman los patrones, pero acaban siendo los medios de comunicación, las revistas las que rastrean y enuncian las tendencias. Y con su recopilación acaban siendo responsables de su definición. Es como desactivar la espontaneidad al detallar y reproducir los patrones que hay detrás.

Un interiorista no puede marcar tendencia, sin la repercusión en los medios de comunicación y el seguimiento de un patrón más o menos reconocible por parte de otros interioristas. De este modo, es necesaria una cooperación “involuntaria” entre diferentes agentes para que emerjan determinadas tendencias.

Un punto interesante es el ahondar en el papel de los medios y revistas especializadas en el momento de decidir qué es y no es tendencia. En este sentido, los medios ganan mucho peso y actúan como quienes proponen ciertas tendencias. La cuestión entonces es si son aceptadas por el público y reproducidas por otros interioristas.

No podemos olvidar en ningún caso a los clientes en el reconocimiento de ciertas tendencias y la configuración de sus preferencias pues, aunque los interioristas puedan tener un sello propio, son los clientes los que acaban determinando el éxito de determinadas tendencias, adoptándolas como propias y buscándolas en los profesionales. Los clientes acaban buscando en os trabajos de interioristas aquello que reconocen como tendencia en los medios.

¿Estas tendencias responden a las necesidades reales?

La descontextualización de las tendencias sin servir a los propósitos del interiorismo conlleva una perspectiva incompleta del propio oficio de interiorista

Lo que deberíamos hacer los interioristas es prevenir a nuestros clientes sobre la conveniencia y perdurabilidad en el tiempo de una determinada tendencia. Pues nuestros presupuestos desaparecen, los gustos cambian y nuestras casas quedan.

Si bien es cierto que el carácter efímero de las tendencias estilísticas reclama ciertas prevenciones en cuanto al seguimiento de las tendencias, sí que debemos reivindicar atención a las tendencias referentes a las nuevas tecnologías, distribuciones o uso de materiales constructivos. Pero en ese caso, más que tendencias, como algo superfluo, pasajero o accesorio, deberíamos hablar de innovaciones.

Cabecero de obra con hornacina y lámpara en forma de paraguas

Sobre la dificultad de predecir y marcar las tendencias

Partiendo del patrón repetitivo de las tendencias, llegamos a la contradicción de esta reproducción con la singularidad que cualquier propuesta de diseño interior debería buscar: proyectar un espacio personalizado y adaptado a las personas que lo habitan que sea contemporáneo y atemporal al mismo tiempo.

Por lo tanto, un espacio cuya fórmula se basa en las tendencias excesivamente se arriesga a perder su fundamento como escenario de las prácticas cotidianas de sus habitantes y usuarios.

En este sentido, las tendencias no son el antimodelo a seguir, ni mucho menos, también es posible encontrar una línea argumental de mucha utilidad en la aplicación de un proyecto.

Por ejemplo, nuestros clientes, pueden sentirse o no identificados con las tendencias circunstanciales del momento, pero lo que su inmensa mayoría sí quiere es una vivienda que perdure en el tiempo, tanto funcional como estilísticamente. Las tendencias sirven como patrones comunicables que permiten un mejor entendimiento entre cliente y usuarios, siendo más fácil entender las preferencias de los clientes y qué estilo les representa.

La emblemática cestila Milà en un apartamento contemporáneo en Andorra

¿Qué entendemos y qué caso le hacemos nosotros a las tendencias?

Por nuestro lado, como profesionales de la arquitectura, el interiorismo y la decoración, tratamos de construir y defender un estilo propio que nos represente, sea deseable para nuestro tipo de cliente ideal y, si eventualmente adoptamos o somos capaces de marcar tendencia, mejor que mejor.

En el estudio de Coblonal Interiorismo no disponemos de, ni queremos, una misma receta que aplicar a todos los proyectos y somos relativamente permeables a las tendencias del momento. Pues a pesar de defender un estilo propio, construido a lo largo de nuestra trayectoria, lo entendemos como algo vivo que se adapta para cada cliente, de acuerdo con sus gustos y preferencias. Al mismo tiempo, incorporamos aquellos aspectos de tendencia con los que nos sentimos identificados y creemos que pueden colaborar en el éxito del proyecto.

Creemos que es mejor partir de la comprensión y el análisis de las tendencias sociales. Atender más a las formas de habitar de las personas, a las nuevas formas de vivir y ser capaz de crear espacios acordes, más que imponer de manera externa cualquier patrón de habitabilidad o perdernos en lo superfluo. Pues al fin y al cabo, el éxito de un espacio está más en donde están las paredes y se potencian las relaciones que no en el color o material de las cortinas.

 
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