Habitaciones con vestidor| La fusión de dos espacios con nuevos usos
La parcelación de los espacios ha quedado atrás para dejar la puerta abierta a las viviendas donde los usos fluyen y se integran con el objetivo de ofrecer una nueva interacción con el usuario. Usuario que conforma el eje central a la hora de decidir cómo se articularán los espacios desde las concepciones contemporáneas en arquitectura e interiorismo,.
¿Qué prácticas son habituales para los futuros usuarios de los espacios? ¿Qué dificultades tiene actualmente? Como si de un antropólogo se tratara, nuestro trabajo como interioristas pasa por comprender profundamente las maneras de hacer, gustos y preferencias de las personas que van a habitar los espacios que diseñamos. Se trata de comprender su mundo particular, su forma de entender su entorno e interactuar con él.
Por decirlo de algún modo, realizamos un estudio cualitativo para identificar aquellas necesidades de las que el usuario ni siquiera es consciente. Saber plantear y resolver un conjunto de interrogantes adecuado a la hora de llevar a cabo un proyecto de interiorismo es una garantía para que acabe existiendo una especie de simbiosis entre vivienda y usuario.
En este sentido, y atendiendo a las formas compartidas de ver el mundo y habitar, gana terreno la integración del vestidor en el dormitorio. Una solución proyectual que equivocadamente parece reservada en exclusiva para los proyectos en que se dispone de gran espacio y presupuesto.
Sin embargo, con imaginación y prescindiendo de zonas de paso desaprovechadas, disponer de un vestidor integrado en el dormitorio aparece como una opción plausible sin necesidad de muchos metros cuadrados o un alto poder adquisitivo.
Algo que hemos tenido la suerte de comprobar a lo largo de nuestros proyectos es que integrar las funciones de un vestidor en la habitación del dormitorio es posible en la mayoría de los casos aportando los beneficios amplitud espacial, funcionalidad y aprovechamiento del espacio.
Tener un vestidor ya no es exclusivo ni sinónimo de lujo
Una de las claves está en dejar de entender el vestidor como otra habitación adyacente al dormitorio que funciona como un armario de grandes dimensiones. Para ello debemos pensar más en superficies que no en habitaciones de tres o cuatro paredes. Y también en espacios compartidos más que en espacios separados. Sería más bien un mismo espacio con diferentes usos.
Así, en algunos casos se puede integrar el vestidor como un espacio dentro del dormitorio, en otros se fusiona incluso con el aseo y, si el espacio es de menores dimensiones o abierto, se puede entender de forma modular con la distribución ocasionada con la disposición del mobiliario. En cualquier caso, pensar de otro modo las zonas de paso nos da pie a recuperar espacio para usos más específicos que no simplemente la conexión que en buena medida es un efecto de nuestras prácticas más que de la disposición de los muros.
Redefiniendo el uso de vestidor| El vestidor es un espacio que tiene doble función. Por un lado, sirve como lugar de almacenaje y exposición del vestuario, zapatos o elementos del tocador. Por otro, como extensión del dormitorio el vestidor adquiere una dimensión de estar íntimo. Así, con la inclusión de una butaca, un banco o un puf, el vestidor se convierte en un espacio donde detenerse un momento, donde repasar unas notas, donde conversar con quien se está vistiendo. Un enclave donde detenerse y dedicarse tiempo a uno mismo. En este sentido, desde el interiorismo podemos propiciar nuevos usos y así nuevas funciones.
Guía| Algunos aspectos clave para ganar un vestidor en el dormitorio
Abre tu mente
Deja de lado imágenes preconcebidas, rescata la función y mantente receptivo a propuestas de espacios compartidos.
Mira a tu alrededor
Aunque lo veas imposible, el pasillo, el lavadero o un patio interior pueden ser aliados imprescindibles para ganar los metros necesarios para generar un espacio vestidor
Hazte la vida a medida
A menudo nos limitamos con lo vemos y no con lo que imaginamos. El diseño de mobiliario a medida nos abre la puerta a repensar estructuras asentadas como un armario empotrado o un tabique entre el dormitorio y el baño, cuando un mueble bajo puede ampliar y trasformar por completo el espacio.
Reparte juego
Trata de conseguir el mayor espacio diáfano posible tirando los tabiques innecesarios y distribuye y zonifica el espacio mediante la disposición del mobiliario.
Ilumina con intención
Además del mobiliario, la luz y su disposición resulta imprescindible para asentar cualquier zonificación. Mediante diferentes escenas lumínicas delimitamos espacios y favorecemos determinadas prácticas ya sean de relax o atención si nos estamos maquillando, leyendo un libro o probando unas camisas nuevas.
En definitiva, es interesante partir de las prácticas de los usuarios para definir el espacio, pues son estas mismas las que acabarán dando sentido a una disposición y distribución concreta de los elementos. La posibilidad de fusionar el dormitorio y el vestidor en un espacio compartido aprovechando otros espacios desaprovechados revierte en una maximización de la percepción de espacio y en la redefinición de un espacio de estar e interacción en la zona íntima de la vivienda. Al fin y al cabo, el usuario o habitante está en el centro de toda propuesta de interiorismo.
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